Por Diego Soffia, director ejecutivo de Efectivo
Para un emprendedor o una pyme no existen tiempos fáciles, siempre es una lucha por sobrevivir, nadando muchas veces contra la corriente. Y hoy, en este contexto mundial de crisis económica y sanitaria, es aún más difícil, por lo que si estás pensando en obtener financiamiento para sacar adelante tu negocio, es importante tener en cuenta y trabajar previamente en los siguientes aspectos para endeudarse responsablemente, y que estos recursos frescos sean de real ayuda para superar la crisis o tiempos de “vacas flacas”.
1.- Determinar cuánto financiamiento necesito. Llegar donde un ejecutivo de cuentas o prestamista y no saber qué responder ante la pregunta de cuánto es el financiamiento requerido, es uno de los errores más comunes entre los emprendedores en búsqueda de apoyo financiero. Si partimos la conversación con la pregunta ¿cuánto me pueden prestar? en lugar de partir con un requerimiento claro, las posibilidades de lograr un buen trato se reducen dramáticamente. La contraparte verá que no hay claridad del negocio, lo que significa mayor incertidumbre y mayor riesgo, lo que equivale a una tasa de interés mayor. Además, si nos endeudamos por un monto superior al que necesitamos, también terminaremos con un gasto por deuda más alto.
En este sentido, y para determinar la necesidad de financiamiento, lo primero que debemos preparar es un presupuesto que refleje la proyección del negocio, su rentabilidad y características propias, como estacionalidad del negocio, maduración o incremento de los ingresos, así como las variaciones esperadas en los egresos.
2.- Determinar capacidad de pago. Así como es importante tener claro el monto de deuda necesario, es muy relevante saber cómo se va a pagar la deuda. Para esto debemos contar con un flujo de caja proyectado que refleje en cuántas cuotas se podrá pagar el crédito. A veces podría convenir pagar todo en una sola cuota, en otros casos convendrá pedir un período de gracia o podría ser mejor negociar un pago a largo plazo en cuotas más pequeñas. Por ejemplo, si tengo un negocio agrícola, seguramente convendrá pagar todo en una sola cuota luego de vendida la cosecha; si estoy enfrentando una crisis como la actual, sería bueno pedir un período de gracia hasta retomar las ventas; y si voy a invertir en maquinaria de producción, lo recomendable sería una deuda de largo plazo.
3.- Cotizar y negociar con tiempo. Una vez tengo claro el cuánto, el cómo y cuándo, es importante cotizar distintas alternativas y distintas instituciones, no quedarse con la primera propuesta y siempre negociar las condiciones ofrecidas. Contratar un crédito no es muy distinto a comprar cualquier otro producto o servicio, entonces hay que darse el tiempo de comparar opciones y pedir mejores condiciones. Aquí la clave es negociar con tiempo, ya que ante la urgencia siempre se terminará pagando más caro.
4.- Respaldar solicitud. Cuando se contrata un arriendo siempre hay que demostrar solvencia, confianza y respaldar con datos la capacidad de pago. En un crédito funciona igual, todo lo que solicito debe estar respaldado con información verídica, ya sean informes contables, libros de compra y venta, presupuestos bien hechos y en general todo lo que ayude a generar confianza en la contraparte.
5.- Asignar prioridad. Una vez que contamos con el crédito, tenemos que darle una prioridad de pago alta, ya que los costos de no pagar pueden complicar severamente la continuidad de la empresa. Una escala de prioridades de pago siempre debiese tener en la parte superior los sueldos del personal, cotizaciones previsionales y luego el pago de deudas.
6.- Deuda corporativa. Para los emprendedores, especialmente si están iniciando un emprendimiento, luego de haber sido empleados, suele ser más fácil contratar un crédito personal que a través de la nueva empresa, y así lo hacen saber muchas veces los ejecutivos de cuenta, pero es importante agotar todas las instancias para que quien contrate la deuda sea la empresa, aunque será casi inevitable que el o los socios tengan que actuar como avales. En última instancia, si eso no fuera posible, es importante tener claro que entonces la empresa se estará endeudando con los socios, lo que debe quedar formalizado en un contrato de mutuo.
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