Por Diego Soffia, director ejecutivo de Efectivo
Una de las formas más clásicas para armar un presupuesto de una empresa en operaciones ha sido considerar las ventas del período anterior y aumentarlas en cierto porcentaje, para luego revisar los costos y gastos asociados y ajustarlos según los hechos recientes y las ventas esperadas.
Modalidad que dados los acontecimientos del 2020 y proyecciones para el 2021 no servirá para la gran mayoría de las empresas, sea porque sus ventas cayeron estrepitosamente o porque vieron que las ventas en su mercado aumentaron debido a los cambios de conducta que tuvieron los consumidores.
Es recomendable considerar e involucrar a todos los trabajadores que tengan incidencia en la consecución de los objetivos, ya que esto permitirá mejorar la relación entre los distintos roles de la empresa
Además ¿qué podemos esperar para el próximo año? Ciertamente la incertidumbre es mucho mayor que en ocasiones anteriores, pero bueno, justamente para eso es que la planificación se refleja en un presupuesto, para aminorar la incertidumbre y poder trabajar con objetivos específicos; por lo que trabajar en el presupuesto 2021 es tarea obligada para todos quienes quieran mejorar la estructura de sus negocios y reducir los riesgos de la incerteza.
Hace un tiempo, fue el mismo ministro de Hacienda quien anunció que para el próximo año, el presupuesto de la nación sería “base cero”; esto significa que se reestudiarían todas las partidas presupuestarias, más allá de las asignaciones que se hayan realizado en el presupuesto 2020. Guardando las proporciones, esto será lo que tengan que hacer muchas empresas; es algo así como imaginarse que la empresa operará por primera vez a partir de enero del 2021 y hacer una planificación como la que se debió hacer al iniciar el negocio.
Como nunca entonces, es aconsejable seguir los pasos adecuados para una correcta planificación, esa que indica que antes del presupuesto debemos definir claramente nuestra opción estratégica, revisando la estrategia escogida precedentemente y ajustándola según hayan cambiado las condiciones, ayuda también hacer esta planeación estratégica pensando en el largo plazo y no sólo en el próximo año. Si fuera necesario, habrá que empezar aún más atrás, revisando la misión y visión de la propia empresa.
Otro consejo es aprovechar la principal fuente de información disponible para cualquier empresa que esté en operaciones y que son sus propios clientes. Hacer consultas, encuestas, conversaciones o lo que sea más adecuado según el tamaño de la empresa y cantidad de clientes, ayudará a mejorar las proyecciones de ventas. A su vez, conversar con los proveedores también es recomendable, para conocer sus apreciaciones, estimar disponibilidad de oferta, variaciones en costos y en general para reducir riesgos y mejorar la planificación.
A continuación, es recomendable considerar e involucrar a todos los trabajadores que tengan incidencia en la consecución de los objetivos, ya que esto permitirá mejorar la relación entre los distintos roles de la empresa, a la vez que hará responsables de los compromisos adquiridos a quienes hayan participado en la elaboración del presupuesto. Es importante entonces, que el presupuesto no sea considerado un mero pronóstico o un objetivo impuesto, sino que exista un compromiso por parte de la organización.
Durante el año, esta planificación servirá como la principal herramienta de control de gestión de la empresa, por eso es importante compararlo mes a mes con el desempeño real y así analizar las variaciones.
¡Ah! Y el presupuesto debe estar listo a más tardar en diciembre, no en marzo… ¡Así que manos a la obra!